This post was originally published on this site
Durante tres años, Rachel Makkar dijo que prosperó en su trabajo como agente de bolsa y gestora de activos en J&B Building Company, en Colorado. Su desempeño laboral era sobresaliente y aseguró que así lo reflejaban sus evaluaciones. Pensaba que era “el mejor lugar en el que había trabajado”.
Pero todo cambió en agosto. Tras intentar concebir un segundo hijo durante “mucho tiempo”, un fin de semana sufrió en casa un aborto espontáneo temprano. Ese lunes no pudo ir a trabajar. “Estaba muy traumatizada”, contó. “Toda esa primera semana fue emocionalmente muy dura para mí”.
Además, tenía una cita con el médico para asegurarse de que no se trataba de un embarazo ectópico, que habría requerido una intervención quirúrgica inmediata.
Había enviado un correo electrónico a sus jefes, informándoles del aborto y de la necesidad de tomarse el lunes libre, para lo que contaba con suficientes permisos pagos. Debido a la pandemia, había estado trabajando desde casa varios días a la semana y optó por hacerlo de nuevo el martes porque seguía sangrando y tenía la cara “muy hinchada de tanto llorar”, contó.
Regresó al trabajo, como estaba previsto, el miércoles, y luego, dado que sus jefes estaban fuera de la oficina, trabajó desde casa el resto de la semana.
A la semana siguiente, 10 días después de su aborto, uno de los dueños de la empresa la llamó y la despidió, supuestamente por trabajar desde casa repetidamente, a pesar de que otros empleados tenían horarios híbridos similares, según Makkar. Para ella “fue un shock”.
Cuando Makkar le recordó que había trabajado desde casa por su aborto, dijo que le respondió: “Cuando mi mujer tuvo un aborto al principio de nuestro matrimonio, solo se tomó medio día libre en el trabajo”.
Que la despidieran justo después de sufrir un aborto espontáneo “fue verdaderamente horrible”, sollozó. “Te sientes devastada, y recibes un golpe más”.
Makkar presentó una queja contra J&B ante la División de Derechos Civiles de Colorado, acusando a la empresa de discriminación por género y embarazo al despedirla, en violación de las leyes del estado de Colorado. “Esto no debería ocurrirle a ninguna otra mujer”, dijo.
Un abogado de J&B dijo que la empresa no comenta sobre los litigios en curso y se negó a proporcionar las alegaciones que la compañía pudo haber presentado ante el estado. “Solo confiamos en que, una vez que se revisen los hechos, la empresa será reivindicada”, señaló.
El aborto espontáneo, que se produce en una cuarta parte de los embarazos, es la forma más común de pérdida de un embarazo. Y, sin embargo, no hay leyes nacionales que protejan a las personas cuando necesitan tomarse un tiempo para afrontar la pérdida.
Las necesidades físicas de quien sufre un aborto espontáneo varían mucho. En la primera o segunda semana, los síntomas pueden parecerse a los de una menstruación abundante, con calambres y algo de dolor.
Cuanto más tarde en el embarazo se produzca un aborto espontáneo, es más probable que se sufra una hemorragia importante, “hasta el punto de provocar anemia en algunos casos”, afirmó el doctor Wael Salem, endocrinólogo de reproducción y especialista en fertilidad del CCRM de San Francisco.
Algunas personas tienen contracciones tan intensas que necesitan tratamiento del dolor, añadió. Los abortos espontáneos en el segundo trimestre, o más tarde, pueden requerir procedimientos en el hospital. Las secuelas suelen ser imprevisibles y pueden durar semanas o meses.
“El aborto espontáneo no es algo que ocurre una vez y se termina”, dijo Salem. “Se prolonga física, mental y emocionalmente”.
En el aspecto emocional “puede ser una experiencia muy traumática”, señaló Maria Brann, profesora de comunicación en la Universidad de Indiana, que ha estudiado el aborto espontáneo durante una década.
Hay quien se culpa a sí misma, aunque la gran mayoría de los abortos espontáneos tempranos se deben a anomalías cromosómicas que escapan al control de las personas. El dolor se ve agravado porque no existen rituales establecidos como los que acompañan a otras pérdidas, y por el estigma asociado al aborto espontáneo.
Luego de este trauma, “es muy difícil concentrarse”, explicó Brann. “Y tu productividad probablemente va a ser menor”.
“Es realmente importante que animemos a las mujeres a cuidarse”, dijo Brann. De lo contrario, el duelo no se procesará adecuadamente y puede “causar una angustia mental aún mayor más adelante”.
Cada vez son más las personas que hablan sobre la experiencia del aborto espontáneo, entre ellas mujeres de alto perfil como Michelle Obama, Meghan Markle y la actriz Gabrielle Union.
Pero a muchas trabajadoras les resulta difícil conseguir este tiempo libre. La Ley Federal de Discriminación por Embarazo prohíbe a los empleadores tratar a las trabajadoras embarazadas, que dan a luz o que padecen enfermedades relacionadas —incluido el aborto espontáneo— peor que a sus compañeros de trabajo.
Los tribunales, sin embargo, han interpretado esa ley de forma diferente, incluso después de que una decisión del Tribunal Supremo de 2015 fallara a favor de una demandante que alegaba discriminación por embarazo. Los jueces han desestimado dos tercios de los casos posteriores, según un estudio realizado por A Better Balance, una organización jurídica nacional sin fines de lucro que promueve los derechos en el lugar de trabajo.
Treinta estados y cinco localidades —incluido Colorado— han promulgado leyes que obligan a los empresarios a ofrecer a las trabajadoras ayuda relacionada con el embarazo, que puede incluir tiempo libre para recuperarse de un aborto. Pero fuera de esos estados, las trabajadoras sólo están protegidas por la ley del embarazo o la Ley de Estadounidenses con Discapacidades, si un aborto espontáneo es lo suficientemente grave como para limitar sustancialmente una “actividad vital”.
En la actualidad, 13 estados, 20 ciudades y cuatro condados, entre los que también se encuentra Colorado, han promulgado leyes que obligan a algunas empresas a conceder a los trabajadores una baja laboral remunerada por necesidades médicas, como los efectos en la salud física y mental del aborto espontáneo. No se exige que los empleados digan por qué necesitan el tiempo libre, solo presentar una nota del médico.
“No hay que hacer recaer sobre la trabajadora la responsabilidad de revelar algo que puede ser muy personal y muy delicado”, expresó Sarah Brafman, consejera de A Better Balance.
Nueve estados y el Distrito de Columbia cuentan con programas de baja familiar remunerada, que pueden utilizarse para las complicaciones más graves derivadas de un aborto espontáneo. En otros lugares, los trabajadores pueden tomar una licencia no remunerada bajo la Ley de Licencia Familiar y Médica si cumplen los requisitos.
Para llenar los vacíos que existen, la senadora Tammy Duckworth (demócrata de Illinois) y la diputada Ayanna Pressley (demócrata de Massachusetts) presentaron una ley que garantizaría tres días de permiso remunerado por aborto espontáneo y otros problemas de fertilidad.
Los demócratas también han presentado una legislación federal para garantizar la baja por enfermedad remunerada, y han incluido esta licencia en el plan de gasto social del presidente Joe Biden, aunque esa disposición ha encontrado un fuerte rechazo por parte de algunos legisladores.
Makkar vive con las secuelas de su aborto. “Todavía estoy muy traumatizada”, dijo. Intenta encontrar un nuevo trabajo, pero la búsqueda es complicada. Se siente “aterrada de volver a vivir la misma situación”, añadió, porque quiere tener más hijos. “No quiero trabajar en un lugar donde eso no se apoye”.
Esta historia fue producida por KHN (Kaiser Health News), la redacción de KFF (Kaiser Family Foundation), que produce periodismo en profundidad sobre temas de salud. Junto con Análisis de Políticas y Encuestas, KHN es uno de los tres principales programas de KFF. KFF es una organización sin fines de lucro que brinda información sobre temas de salud a la nación.